Capítulo 1
Sol es una niña de once años que vive con sus padres en la ciudad de Madrid.
Este verano sus padres decidieron que Sol lo pasara con sus abuelos de Santander. Aquella misma tarde preparó su equipaje con gran alegría; pues a la mañana siguiente viajaría la ciudad de sus abuelos.
Aquella noche se acostó temprano, pero no pudo dormir pensando como serían sus abuelos, ya que la última que los vió no levantaba dos palmos del suelo.
A la mañana siguiente bien temprano, fue con sus padres a la estación de ferrocarril, su padre la acompañaría hasta la estación de Santander, dónde su abuelo la esperaría. La estación estaba llena de gente que corría de un lado a otro con sus pesados equipajes, trenes llenos, preparados para viajar miles de kilómetros hasta su destino. Lo que más le impresionó a Sol fue una locomotora de la que enganchaban 7 o 8 vagones, era la primera vez que montaba en ferrocarril, y no podía creer la cantidad de gente que podía albergar en el interior. Se despidió de su madre con un beso en la mejilla, recogió su equipaje, una vieja maleta, una pequeña muñeca de trapo que su padre le había regalado cuando era muy pequeña, aunque consideraba que ya era mayor, le hacía sentir segura y una libreta en la que escribir. Si algo le encantaba a Sol era la poesía, y no iba a desaprovechar un viaje de tantas horas, en describir todos los magníficos paisajes que vería.
Este verano sus padres decidieron que Sol lo pasara con sus abuelos de Santander. Aquella misma tarde preparó su equipaje con gran alegría; pues a la mañana siguiente viajaría la ciudad de sus abuelos.
Aquella noche se acostó temprano, pero no pudo dormir pensando como serían sus abuelos, ya que la última que los vió no levantaba dos palmos del suelo.
A la mañana siguiente bien temprano, fue con sus padres a la estación de ferrocarril, su padre la acompañaría hasta la estación de Santander, dónde su abuelo la esperaría. La estación estaba llena de gente que corría de un lado a otro con sus pesados equipajes, trenes llenos, preparados para viajar miles de kilómetros hasta su destino. Lo que más le impresionó a Sol fue una locomotora de la que enganchaban 7 o 8 vagones, era la primera vez que montaba en ferrocarril, y no podía creer la cantidad de gente que podía albergar en el interior. Se despidió de su madre con un beso en la mejilla, recogió su equipaje, una vieja maleta, una pequeña muñeca de trapo que su padre le había regalado cuando era muy pequeña, aunque consideraba que ya era mayor, le hacía sentir segura y una libreta en la que escribir. Si algo le encantaba a Sol era la poesía, y no iba a desaprovechar un viaje de tantas horas, en describir todos los magníficos paisajes que vería.